El aspecto de nuestra piel es la mezcla de muchos factores tanto congénitos (con los que ya hemos nacido) como ambientales (la exposición al ambiente: sol, polución, frío, polvo…). De esta mezcla y los cambios propios de la edad va a resultar una piel que puede ser más o menos bonita.
¿Pero qué se considera una piel bonita?
En general será aquella que tenga una tonalidad homogénea, es decir, que no tenga pequeñas (o grandes) manchas de pigmento o pequeñas zonas enrojecidas (por efecto de diversas patologías como la cuperosis, la rosácea, las telangiectasias…). Además la piel es más agradable a la vista cuando no tiene zonas que brillen (normalmente brilla más la zonas con más glándulas sebáceas, las que producen la grasa, como puede ser el entrecejo, frente, dorso de la nariz o mejillas) o que tenga un aspecto seco (como las descamaciones tipo caspa que se presentan en las zonas con eccema o piel más seca). Una piel bonita tendrá no suele tener granos ni comedones (lo que vulgarmente se conocen como puntos negros) y los poros deben ser poco visibles.
Pero además de lo que se ve, la piel se puede sentir, tocar. La piel debe ser suave al tacto, sin irregularidades (éstas pueden ser debido a la presencia de cicatrices, lesiones resultantes del daño por el sol, zonas de descamación de la piel por sequedad…). Y debe tener un tacto consistente, es decir, que al pellizcarla con los dedos se debe notar turgente.
¿Qué podemos hacer para mejorar el aspecto de la piel?
Hay varias soluciones a los distintos problemas que podemos presentar que nos alejan de esa piel “ideal”. Podemos usar peelings para retirar las capas externas de la piel y forzar a que esta forme nuevas capas más bonitas, disminuyendo el tamaño del poro, mejorando la secreción grasa, unificando el color. Con las vitaminas y péptidos que inyectamos en forma de mesoterapia aportamos factores antioxidantes y precursores de proteínas a la piel para que se nutra y mejore su aspecto. Las cicatrices deprimidas de la piel se pueden disimular con bastante éxito con tratamientos de relleno con determinados ácidos hialurónicos y reorientando las fibras de colágeno con micropunciones seriadas de la piel. Los rellenos más profundos de la piel con hidroxiapatita cálcica y ácido hialurónico mejoran el aspecto de algunas pieles que lucen como cuero por efecto de la edad y la exposición al sol. Además tanto la hidroxiapatita como los hilos tensores favorecen la síntesis de colágeno mejorando la tersura de la piel y esas arrugas que aparecen por flaccidez de la misma. Por último, los tratamientos con luz pulsada intensa o láser pueden homogenizar el color de la piel y mejorar su textura.
Por supuesto, una misma persona puede asociar varios tipos de tratamientos para que la piel de la cara, escote o dorso de las manos mejore notablemente y así recuperar autoestima y sentirse mejor con uno mismo.