Los párpados y los ojos son una de las partes de la cara más importantes para interpretar emociones y nos sirven para reconocer a la persona que tenemos en frente. Lo hacemos de manera automática, se encarga de ello nuestro cerebro, y es un sistema muy eficiente. Tanto es así que, si nos ponen unas fotos de ojos con sus párpados, podemos distinguir generalmente si son de una persona joven, de un niño, de un adulto o de una persona mayor.
En ocasiones una persona joven tiene un conjunto ojo-párpado que le da un aspecto mayor y viceversa, aunque lo normal es que los ojos vayan en consonancia con nuestra edad.
Hay determinados patrones que reconocen nuestros cerebros como de ojos “cansados” y por tanto de persona más mayor: un surco de la ojera marcado y oscurecido, unos pliegues cutáneos (de la piel) más marcados en el párpado inferior, arrugas en el canto externo del ojo, piel excesiva en el párpado superior (lo que se conoce como “dermatochalasia”), herniación de grasa en el párpado superior o inferior (las célebres “bolsas”) o que se marque el reborde orbitario superior (dando un aspecto de ojo hundido). Si juntamos todos estos rasgos probablemente estemos ante unos párpados de anciano.
Si por el contrario tenemos unos párpados inferiores sin bolsas, con muy poca ojera, sin surco (ya que el párpado inferior y la mejilla están en continuidad y no se forma una sombra entre ellos), con escasos pliegues cutáneos, sin arrugas en los cantos externos (sin “patas de gallo”) y con un buen tejido graso que disimule el surco orbitario superior, entonces estaremos viendo los párpados de un niño o una joven.
¿Cómo conseguir mejorar el aspecto de nuestros párpados sin han envejecido más de lo que querríamos?
Se puede hacer de dos maneras: quirúrgica y no quirúrgica.
– Quirúrgica: se puede realizar una blefaroplastia de párpados superiores o inferiores asociada o no a corrección de una ptosis del párpado (caída del párpado por una desinserción del músculo que lo levanta), transposición de grasa (cambio de lugar de la misma para aprovechar su efecto voluminizador), pexia del canto externo (sujección del canto lateral de los párpados para mejorar el resultado de la operación), retirada de grasa que haya en exceso…
– No quirúrgica: entre las opciones que tenemos para mejorar la pérdida de volúmenes está la inyección de ácido hialurónico (para compensar el surco de la ojera, para mejorar las patas de gallo profundas…). La toxina botulínica se usa para mejorar las arrugas de la piel tanto de las patas de gallo como las finas del párpado inferior. Podemos tensar la piel con dermapen o peelings químicos además de con láser o IPL.
Es decir hay varias opciones, incluso, podemos mezclar técnicas quirúrgicas y no quirúrgicas y mejorar y rejuvenecer nuestro complejo ojo-párpado consiguiendo un rostro más bonito.